Capítulo 8

El Sol resplandece y la tripulación está en pleno ajetreo; se acercan a puerto y hay prevista una escala en la islas Hawai.
Los chicos están algo salidos de madre, las chicas se reagrupan para salir de compras y saldrán disparadas hacia el primer chiringuito de la playa para agenciarse un pareo de colores chillones, aceite de coco para el pelo y dar masajes, bikinis surferos, fleur de Angsoká
-¿Otra vez con los poetas?, ¿quién cojones te crees que ha leido a Théophile Gautier?. O les dices que es flor de Hybiscus o se te quedan igual, so pedante.
-¿Te callas de una vez y me dejas seguir con mi relato?.
-Total... nadie te lee, no malgastes tus energias en esta chorrada por más tiempo.
... (me revienta la interactividad de éste relato, me restriega la realidad por las narices)...

Entre gritos se lanza el ancla y el patoso del teniente se enreda en el cabo de la misma cayendo al mar, Vicky casi se mea de la risa al verle prisionero en su foscurite y blasfemando.
-¡Hombre al aguaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!- chilla la grumete.
- ¡Lanzad un salvavidas! - grita la cocinera.
Beltenebro se apresura y se tira para salvarle pero no lo encuentra bajo la red. Ha desaparecido, se ha desintegrado en el líquido elemento. Se sumerge una y otra vez en vano, ni rastro de él. Disuelto como un terrón de azucar en una taza de té sus moleculas parecen haberse transmutado en plancton marino para aderirse al atolón de coral rojizo.
-¿Pero qué hacen esos dos en el agua?- pregunta el capitán, molesto por la tardanza, las ganas de fumar le han puesto muy nervioso, está harto de posidonias alucinógenas y necesita hojas de palmera y de coco; los indígenas podrán procurárselas. - ¡Arriad el bote y vámonos todos a tierra!.
-Pero mi capitán, aún no le hemos rescatado, haga usted algo, no salen a la superficie, y... - la grumete llorando a moco tendido está desesperada.
-¡Cálmate!- dice el doctor - Seguro que se lo ha llevado una sirena y lo trae sano y salvo . Es más, no creo que vuelva , jajajajaja, yo también quiero una - y se lanza al agua en busca del teniente y su rescatador en apuros.
La ruina observa en silencio y controla la situación: hombre de aguda y perspicaz mirada sabe exáctamente cómo están las cosas sin que nadie se las explique. Se acerca a la grumete y le susurra al oido:
-Quédate tranquila, unas nativas nadaban cerca de proa y lo han llevado a la playa en un santiamén, está a salvo. Le verás al llegar.
Ella le sonrie pero se aparta, no confía en alguien tan extraño porque desconoce lo que oculta tras la fachada.
Suben al bote a pesar de la pequeña tragedia y Ruina rema lentamente hacia la playa.
-¡Más rápido!- incordian las chicas - Van a cerrar los tenderetes si no te dás más prisa - son insoportables verdaderamente.
- Éste escuchimizado no puede ni levantar los remos. ¡Aparta y déjame a mí el mando!, ahora te vas a enterar de lo que son unos buenos biceps.
La cocinera hiperactiva se desfoga remando enérgicamente y por fin tocan tierra. Ruina arrastra el bote y ayuda a bajarse a las frenéticas de las rebajas que ni siquiera le dan las gracias y que salen disparadas como posesas para revolver los puestos y lanzar por los aires las telas pintadas a mano por los indígenas.
Mira a su izquierda y ve a lo lejos a un grupo de chicas rodeando al teniente mientras lo conducen entre las palmeras, cerca de la orilla ve dos individuos inconfundibles que salen del agua agotados por el esfuerzo, ve al capitán que ya está con el brujo de la tribu para agenciarse sus drogas .
Él se siente libre como un pájaro. El comité de bienvenida lo engalana con guirnaldas de flores y sentado en la blanca arena bebe su zumo de coco mientras danzan para él las más hermosas jovencitas de la tribu isleña.
Creo que me quedaré a vivir aqui una temporada, salir de mi isla me sienta de maravilla, es más, la odio (piensa tiernamente mimado por las mujeres) y éstas hermosas doncellas podrían ser mis amantes si consigo seducirlas. Esto es un paraiso terrenal, mira esa que buena está, la de la flor en la oreja, por Diós, me está mirando y sonrie... - ¡A tí te hacia reina de mi Ruina familiar por esta noche, macizorra mía!. - y la nativa sonrie complacida ante las sonrisas del ligón improvisado.
A lo lejos se escuchan gritos inhumanos de mujeres en guerra civil por un tanga bordado a mano que nadie quiere soltar porque:
- Yo lo ví antes, jodía.
-Ni lo sueñes zorra, estaba en mis manos cuando te acercastes para chorizármelo.
-Tu culo no cabe en este slip, suéltalo ahora mismo.
-¿Me estás llamado gorda?, ¡mírate al espejo, tú sí que estás plana como una tabla de planchar, no hay por donde cojerte , seguro que no te comes un puto rosco.
Las nativas ancianas miran alucinadas la escena y no entienden nada absolutamente.
-Suéltalo ahora mismo o...
DASHH... le propina un ostión en plena cara.
-Te voy a sacar los ojos con las uñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas.
Ante la barbárie de las extranjeras las ancianas aseveran un gesto para que se le avise .
Él llega y las separa recibiendo patadas y algun que otro escupitajo y cuando ellas se dan cuenta y se calman se quedan mudas de asombro.
Aprovechando la coyuntura se acerca la tercera tripulante contoneándose muy ostentosamente para agradecer la enérgica acción pacificadora del apolíneo mancebo, le toma las manos y le dedica su mas erótica mirada mientras farfulla cuatro frases mientras se moja los labios repetidamente al mirarle muy fijamente a los ...
Seguidamente los dos se alejan del grupo envueltos en un aura de calma que vaticina un ciclón que hará explotar un volcán en la isla.
Es un dia desenfrenado y ferhormónico que hará las delicias de nuestros héroes estrafalários en plena efervescencia de los sentidos desbocados.
Ruina rodeado de chicas complacientes, el teniente y su cama redonda, el capitán fumándose los trópicos, el doctor y Beltenebro sumergiéndose en la laguna de agua dulce en busca de las sirenas, una hembra en celo con un semental desinhibido, dos mujeres al borde de un ataque de nervios...
El aire cálido de la isla y los perfumes de las frutas maduras embalsaman la brisa de un mar verde esmeralda invitante, mas éste es un momento de gozo supremo que nada ni nadie deberá trastocar, ellos eligen libremente su destino y saben que ésta es una etapa de su viaje, solo una etapa de un viaje largo lleno de experiencias enriquecedoras que quedarán en su memoria dulcemente impresas.

¿Continuará?...