cutredeblasto

Friday, December 30, 2005

Capítulo 7


Aquella noche reinaba la paz a bordo, las estrellas relucian como nunca y la nave se mecia suavemente sobre las olas.
Ella salió a cubierta para darse un baño a la luz de la luna, era un rito que comenzó a practicar en una noche de luna llena con un agua oscura y un aire frio de Agosto .
Continuando la ceremonia se despojó de su ropa y se lanzó al agua como si fuera al encuentro de alguien que la esperaba. A los pocos minutos aparecieron los delfines y la rodearon amablemente para nadar juntos. Uno nadaba pegado a ella y se dejaba acariciar, la invitaba a subirse a su lomo y asi danzando se dejaban acunar por las olas bajo los rayos de la luna; el contacto era cada vez más y más sentido y la forma del cetáceo fué metarmofoseando: sus aletas se alargaron como dos brazos que la rodeaban, su extremidad se dividió en dos largas piernas que a las de ella se enroscaban deliciosamente. Ella comenzó a sumergirse sin necesidad de respirar más oxigeno. Su boca se unía a la del delfín que la nutria de vida con su abrazo tierno y silencioso. Bajaban en espiral siempre entrelazados y sintiendo como se unían en espíritu y en plácida simbiosis de sentimientos.
Así transcurrian las horas para ellos mientras el mundo entero dormia ajeno, ajeno y estráneo para siempre.
Ella le comunicó antes del amanecer que debia regresar con una tierna mirada y que el tiempo se le agotaba. La noche duraba un breve instante, esas horas parecían minutos escasos y el ascenso inexorable de vuelta a la realidad de su existencia cada vez era más dura de soportar, no sabian cuando podrían encontrarse de nuevo. ¿Qué más daba si el gozo del alma era tan intenso?. Solo por esos instantes valia la pena morir cada dia languideciendo en espera del ansiado abrazo que les devolveria su felicidad.

Subió a cubierta lentamente y se volvió para despedirse mirando su rostro y las lágrimas resbalaban por sus mejillas; ellos nunca hablaban, no era necesario.
Secó su piel y se envolvió en su ropa para desaparecer en su camarote. Él dió un salto en el aire y los otros delfines le siguieron para retirarse .

Pero alguien lo habia visto todo desde cubierta, la emoción queda que le provocó aquella escena onírica le llegó a anudar la garganta con la más cruel envidia y comenzó a sollozar. Comprendia que habia sentimientos tan profundos que él nunca habia experimentado y que le eran familiares, y el estupor de descubrir que las personas esconden tesoros inaccesibles a pesar de la más estrafalaria de las apariencias le trastornó profundamente.

Esa noche le hizo cambiar para siempre, quería para sí aquel gozo espiritual lejos de toda pasión obcecante y demoledora. Secó sus lágrimas con la mano y miraba a la luna suplicando que se le diera esa oportunidad. El alba se mostraba cada vez más luminosa. Las estrellas fueron desapareciendo y el Sol radiante se derramó sobre el horizonte llenando de esperanza su corazón sediento de novedades.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home