cutredeblasto

Tuesday, December 27, 2005

Capitulo 6

La cocinera intentó tomar aire, tragó saliva y le habló quedamente:
- ¿Quién es usted?.
-Hola guapa,¿ me ayudas a quitarme esta porqueria de encima?.
-Voy a pedir ayuda, espere un momento y no se mueva de donde está.
-¿Moverme?, ¿cómo voy a irme de aquí si estoy prisionero de esta marasma de algas apestosas?, (vaya idiota de mujer, es mona pero no las tiene todas consigo, es evidente).
Al rato regresaba ella acompañada por todos los tripulantes de la nave.
-¿Un polizón a bordo?, decía el capitán inquisitivamente, -eso es imposible.
-¡Míralo, es un sin verguenza que se queria embarcar de estrangis!, decia la reina de los hielos.
-JAJAJAJAJAJA, parece que lo han emplumado, JAJAJAJAJA, más bien parece una bailarina hawaiana peluda. ¿Será un gay?, exclamó el doctor del antifaz.
La grumete y Beltenebro se reian, fueron a buscar la camara digital para inmortalizar la escena dantesca con la cocina hecha una pocilga.
Hubo un minuto de silencio general mientras la cocinera iba a buscar unos cubos al trastero, se miraron entre ellos sonriendo y gritaron de júbilo al unísono.
-A la mierda con las algas, están inservibles, jajajajaja, estamos salvados, jajajajaja.
A partir de ese día nombraron al polizón héroe nacional y le trataron con suma deferencia, le liberaron de las algas sumergiéndole en el mar envuelto en una red de pescar ; al reconocerle tras la metamorfosis del bautismo se partian de la risa: era la Ruina de la Familia en persona.
Cuando Ruina estuvo listo se sirvió el desayuno en medio del alborozo general en el camarote del capitán , esta vez estaban invitados todos.
La cocinera parecia algo más dulce, las tortitas estaban deliciosas y las crèpes volaron en un santiamén, las risas y el buen humor reinaban de nuevo entre todos.
El teniente respiraba tranquilo, ya no tendría más crisis de asma por los nervios, ¡qué alivio!.
Mientras ellos se cebaban; en el exterior se mascaba la tragedia.
Un pulpo gigante hambriento había detectado el perfume de la vainilla y la canela que se esparcían en el aire de la mañana y entró en celo, aceleró su nado y al ver la nave tuvo una reacción brutal, se quiso follar el navio a lo bestia y de la embestida casi zozobran y se van a pique.
-¡Maremotoooooooooooooooooooooooo!- gritaba la reina de los hielos.
-¡Tsunamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!- chillaba la cocinera.
-Todos a sus puestos inmediatamente- gritó el capitán. -Esto es una emergencia, mantengan la calma señoras.
-¡Preparen los botes salvavidas!- ordenaba el teniente a Beltenebro y a la grumete.
El intrépido doctor habia salido a cubierta para ver que pasaba, vió los tentaculos gigantescos del pulpo y ni corto ni perezoso se abalanzó sobre él con un bisturí en cada mano, a modo de Sandokán el terror de los mares.
-¡Muere demoniooooooooooooooooooooooooooooo!, le gritaba encolerizado.
El pulpo le dió un sopapo con otro tentáculo y lo derribó de un ostión al suelo.
-¡Esto no va a quedar asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!- se armó con los sables de adorno que estaban en el mastil mayor y los clavó a modo de banderillas en el cogote del cefalópodo calentón causándole heridas mortales, pero el bicho tenia cuerda para rato, se debatía entre la vida y la muerte
La cocinera apareció detrás del bote salvavidas guardando las distancias y lanzó un grito de guerra muy penetrante : un "do de pecho" que perforó los tímpanos del pobre animal que solo quería perpetuar su especie.
-Joder con esta hembra- dijo el pulpo para sus adentros- este polvazo me va a costar la vida, está más dura de penetrar que una roca abismal, vaya mierda. Encima es sadomasoquista, y a mí esos jueguecitos no me ponen, me la traen floja. Mejor me largo y me la casco entre las grietas del fondo marino.
De este modo el Octopussy desalojó la nave y se salvaron de puro milagro.
El doctor se tumbó cuan largo era en cubierta y la cocinera le trajo un trago de saké para que recobrara fuerzas mientras explicaba a el resto las hazañas del Hércules del bisturí.
El teniente, que siempre recogía trastos inútiles en todas partes: decidió cojer el tentáculo seccionado para disecarlo y ponerlo como adorno cerca de su escritorio, pero la Ruina dijo que los calamares rebozados estaban la mar de ricos, que de taxidermia nada de nada, el vivo al bollo y el muerto al hoyo, se lo comerian en paella ese mediodia en honor del salvador del antifaz.

Ese día se cebaron de lo lindo, hubo reunión en cubierta al atardecer para comentar las peripécias de la jornada y contaron chistes verdes sobre los pulpos y sus primos hermanos. La hermandad se entrelazaba amablemente y aquello comenzaba a perecerse a una "troupe" de circo bien avenida.
Caia la noche fresca y se dieron las buenas noches.
El capitán escribía en su cuaderno de bitácora:
Con cien cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar sinó vuela.....

Continuará.

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